Durante mi etapa ejerciendo de profesora visitante en Texas, me percaté que en USA a veces se nos exigía que, aparte de nuestras labores docentes, nos transformásemos en verdaderos entertainers (por no decir payasos de feria, que queda bastante peor).
La cuestión era captar la atención del alumnado, no matter what.
Unos añitos después – y tras haber perdido completamente todo sentido del ridículo – me doy cuenta que a veces FUNCIONA.
El teatro no solo nos puede ayudar a fingir que estamos mucho más enfadados o decepcionados de lo que en realidad estamos sino también… ¡A explicar de forma sencilla algunos contenidos!
Lo bueno de esta técnica es que, la mayoría de veces, son los propios alumnos los que se prestan voluntarios a escenificar conceptos. Con lo cual, si tus dotes interpretativas no son precisamente las de Leonardo di Caprio o de Meryl Streep, no pasa absolutamente nada.
¿Quieres saber como «hacer un drama» de las ondas p y s?