¡La membrana plasmática en el laboratorio!

Hoy os traigo una entrada sobre la membrana plasmática muy cortita, pero muy chula.

Se trata de una actividad de laboratorio que acabo de descubrir y que muero de ganas por probar el curso que viene en 1º de Bachillerato (si las circunstancias actuales lo permiten, claro).

Aprender las características de la membrana plasmática con «The bubble lab«.

Pero, ¿qué tienen en común las burbujas con las células?  ¡Muchísimo!

Para hacer burbujas se necesita agua y jabón, ¿no?

Y para «hacer células», una membrana plasmática y otras muchas cositas más…

Pues sí. Como bien sabréis, las moléculas del jabón que forman las burbujas y los fosfolípidos que forman la membrana de las células tienen mucho en común… ¡Son moléculas anfipáticas! Así que nada mejor que utilizar burbujas para explicar las características de la membrana plasmática.

 

Aunque obviamente las burbujas son mucho más grandes que las células, la capa que las rodea es bastante similar. Tal y como se ve en la imagen de arriba, las burbujas poseen una fina capa de agua que a ambos lados se rodea de las cabezas cargadas de las moléculas de jabón, que orientan sus colas hidrocarbonadas apolares hacia fuera, en contacto con el aire. En la membrana plasmática, los fosfolípidos se colocan formando una bicapa con las colas orientadas hacia el interior, ya que existe medio acuoso dentro y fuera de la célula.

La práctica de laboratorio «The bubble lab» es genial para introducir estos conceptos al alumnado de 1º de Bachillerato de una forma súper visual y divertida. Además, los productos utilizados son muy accesibles y baratos.

material necesario:

–  Cubeta grande  o bandeja.

–  Jabón líquido que haga mucha espuma. Mejor si no es muy espeso.

– Glicerina o sirope de maíz para que las burbujas sean más estables.

– Pajitas (ya sé que esto no es muy ecológico pero se pueden reutilizar).

– Un poco de hilo o un cordel.

– Clip de metal, lápiz u otro objeto de ese tamaño.

– Cuchillo (preferentemente de plástico) y tijeras.

– OPCIONAL: Alcohol isopropílico al 70% (o en su defecto etanol al 70%), aceite de girasol o de oliva, tubo hueco de plástico, etc.

¿Cómo crear burbujas duraderas?

1. Preparación de la mezcla: Según el protocolo de Peter Beltramo de la University of Massachusetts Amherst, se debe mezclar de forma aproximada: 900 mL de agua del grifo + 100 mL de jabón líquido y luego añadir unos 25 mL de glicerina o sirope de maíz. Otros protocolos ponen bastante más proporción de glicerina y jabón, pero como hay que ahorrar y el agua es barata, me quedo con el anterior. Para que las burbujas sean más duraderas, la mezcla debe dejarse reposar overnight, así que hay que prepararla el día de antes.

2. Set-up en el laboratorio: Las cubetas o bandejas deben llenarse con 1-2 cm de la mezcla y ponerse en medio de las mesas del laboratorio para poder ser usadas por varios alumnos a la vez. En cada mesa habrá un cuchillo de plástico, hilo, tijeras, etc.

3. Construcción del «fabrica-burbujas»: A cada pareja/ trío se le entregarán 4 pajitas que deberán unir formando un cuadrado, tal y como se indica en la figura. Si el «fabrica-burbujas» queda muy grande para el tamaño de la bandeja se pueden recortar un poco las pajitas o utilizar solo 2 pajitas cortadas por la mitad y unirlas atravesando un cordel por el interior y atando los extremos.

4. Construcción de un canal proteico: Tendrán que cortar un pequeño trozo de hilo y anudarlo por los extremos, formando un pequeño «aro» que debe tener aproximadamente 2-3 cm de diámetro.

5. Una vez tengan todo a punto comenzará la práctica, en la que tendrán que ir siguiendo unas indicaciones y apuntar cuál es la analogía con lo que le pasa a la burbuja y la membrana plasmática. En este video, estas alumnas tan aplicadas explican un resumen de la práctica:

Si no entendéis ni papa de inglés, no os preocupéis, he preparado un documento con la práctica desarrollada para entregar al alumnado. En las últimas hojas están las soluciones.

La tenéis lista para descargar aquí: